8 DE MARZO DE 2017, DÍA INTERNACIONAL DE LAS MUJERES
El 8 de marzo es nuestro día, el de las mujeres, el de celebrar nuestras conquistas y reclamar nuestros derechos.
Y este año, en cumplimiento de la Ley 52/2007 de Memoria Histórica nos hemos propuesto ocupar parte del territorio que nos pertenece: nombres en las calles de nuestra ciudad.
Así que vamos a pediros vuestra participación, vuestra firma apoyando esta iniciativa para que se entere la Corporación Municipal:
Paseo de General Dávila: Paseo del 8 de Marzo
Calle Columna Sagardía: Calle de las Rederas
No cabe duda de que en el nomenclátor de Santander las mujeres son una minoría, sin embargo, la propuesta que hacemos desde esta Comisión no es unipersonal sino comunal; no se trata de nombres de dos mujeres, de la actividad o ideología que sean, sino de una lucha colectiva y mundial (8 de Marzo) y de un colectivo profesional (las rederas) que ni siquiera era reconocido como tal, sino como parte del trabajo de manutención de la familia.
Estamos seguras de que nuestra propuesta contará con vuestra solidaridad.
Por eso hoy salimos a la calle sabiendo que no estamos solas, que millones de mujeres en el mundo lo hacen igualmente, reivindicando la vida y la dignidad de otras que no pueden hacerlo; de mujeres y niñas a las que la cultura machista y patriarcal les privará de derechos desde la cuna hasta la muerte, en la mayoría de las ocasiones con el apoyo de las diferentes iglesias.
Y las convertirá en personas de 2ª categoría, sin acceso a la educación, a la sanidad, al trabajo asalariado, a un proyecto independiente de vida que no sea el del sometimiento al varón.
Todos los días, y de manera especial el 8 de marzo, nos sobran los motivos para la lucha. Las causas para rebelarse son múltiples: la precariedad laboral, la brecha salarial que en Cantabria vuelve a ser de las más altas del país, desigualdad de oportunidades entre mujeres y hombres, la feminización de la pobreza, la sobrecarga e invisibilidad de los cuidados, la violencia machista, la cultura patriarcal,… En definitiva,luchamos contra la precariedad, la explotación y la exclusión social: ¡¡ni precaria, ni sumisa, ni devota, ni invisible!!
La solución a la desigualdad entre mujeres y hombres se llama feminismo.
Porque sabemos que ser mujer no tiene nada de malo, ni de inferior, ni de limitante. No hay ningún problema en ser mujer.
Casi todo lo que nos han dicho sobre ser mujer proviene de mensajes incorrectos, ajenos a la realidad y opresores. Son consecuencia de vivir en una sociedad dividida en géneros y jerarquizada para mantener el poder y la propiedad en manos de los hombres.
Esta sociedad restrictiva inventa ideas para justificar la opresión. Que somos malas entre nosotras, que cuidar es sólo de mujeres, que no tenemos cabeza para las matemáticas…; se nos dice que nuestra biología, nuestra capacidad para procrear, es la causa y el motivo de las desigualdades sociales, económicas y políticas entre mujeres y hombres, y que la subordinación a los hombres y la dominación masculina son innatas y no causadas por instituciones opresivas.
Pero las mujeres somos inteligentes, poderosas, con libertad de decisión, buenas, solidarias, cooperativas, creativas, lúdicas, eficaces, cuidadoras,… ¡o no!
Sin embargo, aquí estamos, otro 8 de Marzo en el que nos hubiera gustado conmemorar esta fecha con más avances en el camino hacia la igualdad real y efectiva y en cambio nos enfrentamos a una batalla ideológica de los Gobiernos contra nuestros derechos.
Estamos hartas de las mentiras del Gobierno y de los poderes económicos sobre la falsa salida de la crisis y las mejoras en las tasas de desempleo, que nos quieren mantener aletargadas mientras esperamos una mejora que no llega nunca.
Necesitamos impulsar el Diálogo Social y la Negociación Colectiva para la adopción efectiva de medidas de igualdad en el empleo de las mujeres, la eliminación de todas las brechas de género con la elaboración y puesta en marcha de una Ley de Igualdad Salarial, así como un mejor desarrollo de la normativa de igualdad que sirva de forma real al logro de la eliminación de la discriminación y desigualdad de la mujer en el acceso al empleo, su mantenimiento y promoción, y que contribuya de forma decisiva a mejorar la calidad en el empleo de las mujeres.
Exigimos que se asienten las bases de desarrollo de nuestro atacado Estado de Bienestar, generando empleo de calidad y eliminando los obstáculos que imposibilitan el logro de la autonomía personal y económica de cientos de miles de mujeres.
Reivindicamos avanzar en políticas de conciliación y corresponsabilidad entre mujeres y hombres, de forma que el coste de los cuidados de menores y mayores no recaiga exclusivamente sobre las mujeres y no las discrimine en el mercado laboral.
Saludamos la ampliación del permiso de paternidad a cuatro semanas, fijado en la Ley de Igualdad (LOIEMH); una medida fundamental para avanzar eficazmente en la corresponsabilidad y la conciliación de la vida laboral y personal, contribuyendo así a eliminar los roles sexistas y la discriminación de las mujeres en el mercado de trabajo y en la sociedad.
Sin embargo, es nuestro objetivo la consecución de Permisos Iguales e Intransferibles por Nacimiento o Adopción pagados al 100% para ambos progenitores. Que los padres se corresponsabilicen del cuidado de sus hijos e hijas es fundamental en el avance de la igualdad y en la lucha contra la violencia de género porque quien cuida no mata.
La lucha contra la violencia de género está pasando por uno de sus peores momentos. Denunciamos que el presupuesto destinado a los programas de igualdad entre mujeres y hombres, y a actuaciones para la prevención y atención integral de la violencia de género en los Presupuestos Generales del Estado (PGE), siguen reduciéndose continuamente, reducción que nos parece intolerable cuando persisten todo tipo de violencias machistas sobre las mujeres y siguen siendo asesinadas por esta causa.
En este contexto consideramos imprescindible un Pacto de Estado contra la Violencia de Género.
Nosotras apostamos por las políticas de prevención, siendo fundamental una educación afectivo-sexual desde la infancia que facilite relaciones basadas en el respeto y la igualdad real entre mujeres y hombres; sabemos que para erradicar la violencia contra las mujeres deberemos socavar las estructuras discriminatorias que recorren nuestras sociedades.
Denunciamos que el Gobierno ha usado la crisis económica como excusa para desmantelar las políticas de igualdad, sabiendo que la desigualdad está en el origen de la violencia.
Y los recortes en Sanidad, el adelgazamiento del Estado de Bienestar, la deplorable Ley de Educación que consiente la segregación del alumnado por sexos, la incumplida Ley de atención a las personas dependientes, o la reforma de la Ley del Aborto suponen un enorme retroceso en los derechos de las mujeres.
Haber modificado el consentimiento de las mujeres de 16 y 17 años para la interrupción voluntaria del embarazo, supone un retroceso legislativo e ideológico que pone en grave riesgo de desprotección e inseguridad jurídica a un pequeño número de mujeres, pero precisamente las más jóvenes y vulnerables.
Nos opondremos a cualquier tentativa de represión de nuestra sexualidad, y contra nuestro derecho a decidir sobre nuestros cuerpos y nuestras vidas.
Las mujeres, hoy más que nunca, le decimos a este Gobierno y le gritamos muy alto que no estamos dispuestas a que nadie, absolutamente nadie, decida por nosotras.
Exigimos que en la agenda de la Reforma Constitucional, se introduzca el principio de igualdad entre mujeres y hombres como un valor de la propia Constitución.
Queremos y exigimos que en este Marco Constitucional se reconozcan todos nuestros derechos fundamentales, se desarrollen y se apliquen, en la consideración de que somos ciudadanas de pleno derecho. Nuestros derechos humanos no son negociables, sino exigibles hasta la extenuación.
Somos la mitad de la sociedad, y desde aquí llamamos a la movilización contra todo intento de vuelta al pasado, contra todas aquellas decisiones que pretendan mantenernos a las mujeres como personas subordinadas.
Lo decía Clara Campoamor cuando pedía el voto femenino: "la República no puede defraudar a las mujeres". La democracia, tampoco. Queremos una sociedad de mujeres y hombres que puedan soñar con hacer realidad sus proyectos vitales y profesionales, que tengan la posibilidad de decidir qué quieren estudiar, dónde quieren vivir, qué tipo de familia quieren construir, a quién quieren amar, cómo pueden ser felices. Queremos una sociedad libre de violencia machista. Una sociedad en la que nadie se quede fuera, en la que nadie se quede atrás.
Finalmente, denunciamos la desidia e insolidaridad institucional y gubernamental de Europa ante el drama de las personas que huyen de sus países en conflicto, buscan refugio o solicitan asilo, y el especial impacto que sufren las mujeres y las niñas, en muchos casos víctimas de trata, abusos y violaciones.
Exigimos que no se ignore la desaparición de unos 10.000 menores, niñas y niños, de los que se desconoce su paradero en Europa.Por todo ello no dejaremos de exigir Pasaje seguro ¡YA!
No daremos ni un paso atrás en lo conseguido con tanto esfuerzo; por las que nos precedieron en la lucha, por el futuro de nuestras hijas y nietas, defenderemos nuestros derechos. ¡Sin rendirnos, sin callarnos!
Somos las mujeres, las trans. Somos las lobas, las locas, las estudiantes, las putas, las precarias, las paradas, las bolleras, las insumisas, las viejas, las niñas, las gordas, las flacas, las feas e incorrectas, las migrantes.
Somos aquellas con diversidad funcional, las brujas, las blancas, las madres, las abortistas, las negras, las latinoamericanas, las gitanas y las musulmanas. Somos las violadas, las asesinadas, las maltratadas, las vejadas, las ocultas, las prohibidas, las insensatas, las feminazis, las radicales, las pesadas, las exageradas, las locas del coño, las hembristas, las quemadas en las hogueras, las olvidadas de la historia, las malas, las perversas, las equivocadas, las cuidadoras, las empoderadas, las que no se callan, las que luchan, las fuertes, las que mueven el mundo. Somos mujeres, somos hermanas, somos manada. Y… ¡si tocan a una, respondemos todas!