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La Asociación “Consuelo Berges” se constituyó en 1995, como una asociación de ámbito autonómico, integrada en la Federación Nacional de Asociaciones de Mujeres Separadas y Divorciadas, pero desde 1993 viene prestando sus servicios en Cantabria, con un compromiso firme en la lucha por la igualdad de oportunidades para las mujeres, y la defensa de sus derechos fundamentales.

La Asociación, en base al compromiso con la visibilidad de otras mujeres que han luchado por las reivindicaciones feministas a lo largo de la historia (ideología que compartimos), toma el nombre de una mujer cántabra que destacó por su carácter emprendedor y por ser una mujer adelantada a su tiempo: Consuelo Berges.

UNA PERSONALIDAD A DESTACAR

Consuelo Berges nació en 1899 en Cantabria (Ucieda). Tras realizar sus estudios inició su trabajo en el campo del periodismo escribiendo a lo largo de su vida en numerosos periódicos. El primero que publicó sus artículos fue el diario santanderino “La Región”.

En 1927 partió hacia Perú, país en el que residió dos años para después trasladarse a Argentina donde dejó constancia de su buen hacer como profesional dirigiendo revistas y colaborando con diferentes medios. Volvió a España en 1931 “atraída por la República”, según sus propias palabras, para colaborar con el periódico madrileño “El Sol”.

Defiende sus ideas libertarias y republicanas, así como el voto femenino que propugna su amiga Clara Campoamor. Por estos motivos se tiene que exiliar a Francia en 1939.

En 1944 vuelve a España “cambia exilio exterior por exilio interior” dijo en una ocasión, y es cuando al no serle permitido ejercer su profesión (maestra), ni firmar sus escritos, comienza una aventura maravillosa por lo que será reconocida; “Traductora de primerísima categoría”. A partir de este momento compagina su actividad como periodista con las traducciones y estudios de prestigiosos autores franceses. Fue la primera traductora española que logró que le fueran reconocidos los derechos de traducción. Dedicó gran parte de su esfuerzo al conocimiento y traducción de Stendhal, de cuya obra era una profunda conocedora. Marcel Proust, Flaubert, y otros muchos autores fueron ampliamente estudiados por esta autora contemporánea y amiga de Matilde de la Torre, otra cántabra de pro, a quien apoyó en muchos de sus trabajos en Cabezón de la Sal.

Numerosas publicaciones, la fundación de la Asociación Profesional Española de Traductores e Intérpretes (1954), su distinción como Socia de Honor del Instituto Francés de Madrid y de la Asociación de Mujeres Universitarias, así como su reconocimiento como Personalidad Montañesa en 1983 son algunos de los legados de esta mujer brillante y de enorme valía que nos dejó en 1988.